El fin de semana pasado recibimos un regalo realmente especial. La oportunidad de disfrutar de la compañía de otros padres con hijos diabéticos.
En un pueblito lindo y tranquilo (Garganta de los Montes), con sol, a “mesa puesta”, con la tranquilidad de tener a nuestros hijos bien atendidos por monitores, enfermeras y médicos… Y nosotros entregados a aprender sobre la diabetes, a compartir experiencias, a reír con anécdotas que los demás entienden porque viven situaciones similares a nosotros…
Sí, un enorme regalo conocer a tantas personas que afrontan las dificultades con coraje y fortaleza, con generosidad y buen ánimo…
Una vez más doy gracias a la vida por la suerte de conocerlas, de aprender de ellas, de enriquecerme con su acogida, su sonrisa, su ejemplo de vida…
La grandeza del compartir… de corazón a corazón. Desde lo importante, lo realmente importante de nuestras vidas: la felicidad de nuestros hijos, nuestras inquietudes, anhelos…
Esta ha sido mi segunda convivencia de familias con la Asociación de Diabéticos de Madrid, y mi conclusión, es la misma que el año pasado, pero más intensa: no estamos solos en este camino, tenemos la inmensa suerte de poder compartir y aprender de otros padres y nuestros hijos también tienen la inmensa suerte de compartir, jugar, reír y aprender con otros niños siendo ellos mismos, sin tener que dar explicaciones de porqué se pinchan el dedo, comen o no comen, etc.
Desde este espacio, quiero dar también las gracias una vez más, a las personas que cada día dedican su tiempo, energía e ilusión para que estos encuentros sean un éxito total…
¡GRACIAS!