Hoy estoy feliz, plenamente feliz. Mi hija anoche estuvo en su primera fiesta de Nochevieja. Estaba preciosa. Se puso un vestido mío que le favorecía un montón, zapatos de tacón y con una sonrisa que no le cabía en la cara la dejamos en casa de su amiga…
Al arreglarse, no se quejó de que el sensor se veía, no se quejó ni una vez de las pruebas para colocar la bomba en un sitio donde no se viera… en la cena nos despistamos y no contamos las uvas y su glucosa se disparó y ¡tampoco se quejó! Simplemente, lo resolvió poniéndose un bolo…
Hemos dedicado mucho tiempo a trabajar las emociones, las suyas y las nuestras, y las creencias, lo que pensamos que es “lo correcto” en cuanto al que debe ser su grado de responsabilidad y autonomía en cada momento… Y creo que ¡lo hemos conseguido!
Hemos conseguido que viva la diabetes como algo a gestionar, no como algo a “padecer” o algo que le “limita”.
“La realidad no es lo que nos sucede sino lo que hacemos con lo que nos sucede.” A Huxley
Esta frase nos ha acompañado en los últimos años como de referencia…
Y esta otra de Víctor Küppers: “Lo que cuenta es la actitud”.
María es una chica feliz. Una chica de 15 años que muchas veces se engancha al móvil y otras muchas disfruta a tope con sus amigos. Una chica consciente de que tiene diabetes, que la gestiona fantásticamente bien, con buen ojo y responsabilidad cuando está sola, y descansando y “soltando” cuando está en casa pues se sabe cuidada, escuchada y comprendida…
Sí, nosotros pensamos que es muy joven para “cargar” 24 horas al día con su diabetes. Sí, es autónoma y al mismo tiempo en casa se puede relajar…
Feliz, muy feliz empiezo este 2020 porque… ¡mi hija está bien y es feliz!