Hoy, una vez más, siento la necesidad de dar las GRACIAS.
El primer día del año no ha sido fácil. La glucosa de mi hija ha “decidido” dispararse y “descolocarnos”. Ha alcanzado los 320, cifra para nada habitual en ella…
Y nosotros, sus padres, hemos hecho lo que “se espera de nosotros”: mantener la calma, corregir, controlar y estrujarnos el cerebro calculando y recalculando para estabilizar la situación…
Después del “esfuerzo”, viene el “bajón” ¿se me escapa algo? ¿a ver si por ser tan positiva no voy a llevarla al médico y es necesario?. En fin, dudas asociadas a nuevas situaciones.
Y aquí viene el momento de agradecer… cojo el teléfono, llamo a mi gran amiga Bea y contrasto con ella, comparto desde mi experiencia a la suya, desde mi corazón al suyo y me siento entendida, reconfortada y me quedo tranquila.
¡Qué gran cosa esto de la amistad!
• Amigas que nos ayudan y acompañan en los momentos de zozobra, de cansancio, de falta de energía.
• Amigas con las que compartir y reír, darle vueltas al tema o cortarlo de raíz.
• Amigas sí, con las que sabes que puedes contar, que siempre “están ahí”.
• Amigas a las que dar y de las que recibir.
• Amigas de principio a fin.
