¡Cuánto nos cuesta a las madres dar respuesta a nuestras necesidades!.
En el día a día nos “autoengañamos” diciendo: “de verdad que no puedo”, “¡hay tanto por hacer!” “mis hijos son mi prioridad, ya descansaré cuando sean mayores!” etc.
Y sabemos, en nuestro fuero interno, que el cansancio nos está jugando “una mala pasada”. Que nos falta paciencia para estar con nuestros hijos, que nuestro cuerpo nos manda señales y no le estamos haciendo caso. Y seguimos, seguimos, seguimos…
Seguimos porque a veces no dedicamos el tiempo a buscar alternativas de mejora…
Sin embargo, en ocasiones, esas alternativas nos llegan “de regalo” y este fin de semana estoy viviendo una de esas situaciones…
Mis hijos mayores están en la convivencia de fin de semana que cada primavera, con ilusión y mucha dedicación, preparan los monitores voluntarios en la Asociación de Diabéticos de Madrid. Y mi hija pequeña ha pasado la noche en casa de mi madre. ¡Qué dos maravillosos RECURSOS! Personas que nos están permitiendo, a Gustavo y a mí, tomarnos un respiro. Un cine, una cena tranquila (sin cocinar, sin medir, sin calcular, sin recoger) y ¡¡7 horas de sueño seguido!!. Sólo las personas que llevamos mucho tiempo sin este “lujo” podemos saber lo bien que sabe.
Sí, para mí ya era pura necesidad. El día a día es intenso. Disfruto mucho, de veras, pero a veces siento que mi cuerpo no es capaz de llevar el frenético ritmo que mi mente y mi corazón se empeñan en marcar. Y este fin de semana, me estoy permitiendo tomarme unas horas para dormir, leer, escribir… y renovar mi energía, para seguir disfrutando de mis hijos y de mi profesión.
Pura necesidad: os invito a reconocerla, aceptarla con cariño y permitiros buscar la manera de darle respuesta. Nosotras, las madres, somos personas muy valiosas para nuestros hijos. Nos necesitan sanas y felices para poder acompañarles en su camino hacia la autonomía y la felicidad.