Post de "Personal"

Diario de una “bomba”: Días cuarto y quinto

Viernes 27 de febrero:

9.00-14.00h: Hoy nos han dado “permiso” para quedarnos y medir en casa. ¡Qué descanso! Me he pasado toda la mañana intentando trabajar un poco y persuadiendo a María para que ella también estudiara e hiciera la tarea pendiente… Faltar una semana al cole en 5º ya tiene “su miga” y la vida sigue…

Tarde: tranquilidad. Dejamos a los niños que jueguen a lo que les apetece, todos necesitamos relajarnos. Yo aprovecho para hacer la compra, lavadora y hacer bizcochos.

Noche: Se ocupa Gustavo de los controles. Mañana empezamos el Curso de Acompañamiento a padres y madres en el Debut en la Asociación y necesito descansar un poco.

Sábado 28 de febrero:

9.00-14.00h: El Curso es de 10 a 14h. Salgo de casa a las 9 y vuelvo a las 15h. Todo sale fenomenal. ¡18 participantes!. Sí, es pura necesidad lo que tenemos los padres de un tiempo especial para nosotros, para aprender a gestionar nuestras emociones y adquirir más conocimientos sobre diabetes que nos den tranquilidad y seguridad para afrontar el día a día… Me siento en “inmersión” total en diabetes, sin embargo, el mero hecho de estar toda la mañana sin estar pendiente de los controles de María me ha ayudado a despejar la mente.

Tarde: Después de una reparadora siesta, tarde en el parque con mi hija la pequeña. Esta semana la he dedicado poco tiempo “especial” (sólo el cuento de la noche) y es importante cuidar a cada hijo…

20h: ¡Uf! Toca cambio de catéter. El primero en casa… María empieza a preparar todo minuciosa y responsablemente hasta que llega el momento de quitar y poner cánula en su cuerpo… y se empieza a poner nerviosa. No me extraña. No es “plato de gusto”. La verdad es que me sorprende, la observo y veo el esfuerzo de autocontrol que hace y… ya está, ¡cambiado!. Pero vaya, le molesta tanto la zona que acabamos de despejar como la nueva, y eso la enfada… También la enfada no poder comer las raciones que quiere: aún estamos “en estudio”. Observo su enfado, intento no “engancharme” en sus palabras e ir más allá, como he aprendido y practicado tantas veces en las muchísimas horas que ya llevo de formación en Comunicación NoViolenta. Miro más allá, y veo su rabia, su frustración, su deseo de que desapareciera su diabetes…

Respiro hondo, me sereno por dentro, intento olvidarme del estado caótico de la cocina, dejar a un lado por un momento las necesidades de mis otros hijos (ya tengo asumido que es materialmente imposible atender a los 3 a la vez), olvidarme también de la urgencia para que María coma porque “ya está en marcha la insulina” y me siento a su lado, en silencio. La acompaño, la escucho, comprendiendo, sin exigir nada, sin pedir nada, y me pongo a escribir. Escribimos juntas una lista de “cosas que puede hacer para quitarse el enfado y el disgusto cuando vienen”… Y siento cómo se va relajando, dejamos la lista en el cajón y vuelve a la cocina a cenar… Confío que no le dé un bajón ahora, pero ciertamente “esto” es más importante. Es más importante que ella se sienta escuchada, comprendida y vaya poco a poco adquiriendo recursos para gestionar su enfado. Sí, no negarlo, no “tragárselo”, gestionarlo y liberarlo con acciones que a ella la ayuden y no “arremetan contra el resto del mundo”.

Me siento feliz. Feliz y agradecida a las personas que me han ayudado en este camino. Ahora me acuerdo especialmente de Pilar de la Torre, me ha mostrado una nueva forma de comunicarme y relacionarme con mis hijos que me acerca más a ellos. No es fácil, no siempre lo consigo y al mismo tiempo ya noto los frutos.

Domingo 1  de marzo:

2.00h: Allá voy, a hacer otro “controlito”. A la 1.08 tenía 51… Vaya, aún 69. No fue suficiente lo que le di. Por primera vez decido poner una basal temporal y refuerzo con yogur.

Nuevo, todo nuevo. No importa. María duerme tranquila. Me voy a descansar. Seguiré cuidándola en sueños, hasta que el despertador  me avise a las 4.00h…

Con diabetes también SE PUEDE

Fiesta de cumpleaños de niños con diabetes tipo 1

Hace unas semanas, tuvimos la convivencia de familias en la Asociación de Diabéticos de Madrid. Compartimos formación, disfrute y experiencias cotidianas y si tuviera que resumir en una idea lo más importante sería:

CON DIABETES TAMBIÉN SE PUEDE…

…se puede jugar a baloncesto entrenando a tope

…se puede jugar al futbol y meter goles como el que más

…se puede tomar tarta de chocolate en los cumpleaños

…se puede ir de campamento y disfrutar con otros niños en gymcanas y juegos

…se puede comer de todo

…se puede ir a estudiar a otro país

…se puede viajar y ver mundo

…se puede hacer senderismo, esquiar e incluso… escalar el Everest.

En resumen, se puede ser tan feliz y vivir a tope como cualquier persona que no tenga diabetes.

Por tanto, padres y madres de niños con diabetes, os invito a vivir desde esta actitud. Un buen control de la diabetes de vuestros hijos no es contrario a que disfruten de ser niños.

 

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Pura necesidad

Rosa

¡Cuánto nos cuesta a las madres dar respuesta a nuestras necesidades!.

En el día a día nos “autoengañamos” diciendo: “de verdad que no puedo”, “¡hay tanto por hacer!” “mis hijos son mi prioridad, ya descansaré cuando sean mayores!” etc.

Y sabemos, en nuestro fuero interno, que el cansancio nos está jugando “una mala pasada”. Que nos falta paciencia para estar con nuestros hijos, que nuestro cuerpo nos manda señales y no le estamos haciendo caso. Y seguimos, seguimos, seguimos…

Seguimos porque a veces no dedicamos el tiempo a buscar alternativas de mejora…

Sin embargo, en ocasiones, esas alternativas nos llegan “de regalo” y este fin de semana estoy viviendo una de esas situaciones…

Mis hijos mayores están en la convivencia de fin de semana que cada primavera, con ilusión y mucha dedicación, preparan los monitores voluntarios en la Asociación de Diabéticos de Madrid. Y mi hija pequeña ha pasado la noche en casa de mi madre. ¡Qué dos maravillosos RECURSOS! Personas que nos están permitiendo, a Gustavo y a mí, tomarnos un respiro. Un cine, una cena tranquila (sin cocinar, sin medir, sin calcular, sin recoger) y ¡¡7 horas de sueño seguido!!. Sólo las personas que llevamos mucho tiempo sin este “lujo” podemos saber lo bien que sabe.

Sí, para mí ya era pura necesidad. El día a día es intenso. Disfruto mucho, de veras, pero a veces siento que mi cuerpo no es capaz de llevar el frenético ritmo que mi mente y mi corazón se empeñan en marcar. Y este fin de semana, me estoy permitiendo tomarme unas horas para dormir, leer, escribir… y renovar mi energía, para seguir disfrutando de mis hijos y de mi profesión.

Pura necesidad: os invito a reconocerla, aceptarla con cariño y permitiros buscar la manera de darle respuesta. Nosotras, las madres, somos personas muy valiosas para nuestros hijos. Nos necesitan sanas y felices para poder acompañarles en su camino hacia la autonomía y la felicidad.

I Taller de Coaching para Padres de niños con diabetes

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¡Qué ilusión me hacía realizar este taller!

Estoy convencida de la utilidad del coaching para todo aquel que lo descubre, y de una manera muy especial en situaciones de “desgaste” y estrés cotidiano…

Y nosotros, los padres de niños con diabetes, tenemos esa situación. Por eso para mí fue un Taller muy especial.

Y por ello también, persevero, insisto, y hasta me pongo “pesada” a la hora de proponer la realización de Talleres de Coaching en la Asociación…

Conocerlo de primera mano y experimentar lo que el coaching ofrece, es para mí la manera de descubrir sus beneficios y posibilidades, y luego ya, cada uno decide si utilizarlo o no, si avanzar por ese camino o dejarlo para otra ocasión.

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Segundo cumpleaños

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Hoy, 21 de marzo de 2014, celebramos el 2º cumpleaños de María con diabetes.

Yo, no me suelo acordar de fechas especiales, pero ésta no se me olvida, quiso la “vida” que coincidiera con el cumpleaños de mi madre y el inicio de la primavera…

Y hoy, como cada día, sé que tengo dos alternativas:

–  Dejarme llevar por la tristeza, la pena por lo perdido, por lo que fue y ya no es, por las pegas y dificultades del día a día, por el cansancio… o bien

– Dar gracias por la vida de María. Por su alegría, su sonrisa, su animada conversación, su manera de disfrutar a tope cada momento del aquí y ahora, sin preocuparse del futuro, sin añorar el pasado…

Sé cuál es la mejor elección para mí, lo sé, y al mismo tiempo sé que necesito expresar mis emociones. Así que me tomo 10 minutos, 10 minutos para sentir la pena, la tristeza y el cansancio asociados a esta mochila que llevo puesta y tiene por nombre diabetes.

10 minutos, no necesito más, y pasado ese tiempo, pongo a tope mi canción favorita: Color Esperanza, y repaso mentalmente todos los maravillosos momentos vividos estos dos años.
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